Tim Cook, un hombre calmado, experto en operaciones y trabajador incansable, ha acaparado la atención de medio mundo al ser designado nuevo consejero delegado de Apple tras la renuncia del carismático Steve Jobs.
Cook, ejecutivo capaz y mano derecha de Jobs, tiene una ingente lista de tareas por delante: no sólo debe mantener la buena racha financiera de una de las compañías con más beneficios del mundo, sino que ha de ser capaz de seguir innovando y sorprendiendo a los consumidores y, casi lo más difícil, estar a la altura de la oratoria del que ha sido su jefe. Apple y Steve Jobs son lo mismo.
El consejo de administración de la compañía tomaba el guante lanzado ayer por Jobs en su carta de despedida, en la que recomendaba "encarecidamente" a Cook como su sucesor, y nombraba al ejecutivo nuevo consejero delegado.
"El consejo está plenamente convencido de que Tim es la persona adecuada para ser nuestro nuevo consejero delegado. (...) Sus 13 años al servicio de Apple han estado caracterizados por su excepcional actuación y ha demostrado un talento extraordinario y buen criterio en todo lo que ha hecho", decía el máximo órgano de gobierno de la empresa de Cupertino en un comunicado.
La compañía debe mostrarse unida en el respaldo a Cook con el objetivo de calmar a los inversores, que temen que la salida de Jobs reste calidad a los nuevos productos y merme su capacidad para crear nuevas tendencias tecnológicas.
A golpe de revolución en la informática de consumo y en el ocio digital y gracias también a sus enormes dotes dialécticas, Jobs ha logrado reinar por encima de otras estrellas en el firmamento de Silicon Valley.
A efectos prácticos, Cook ha estado llevando el timón de Apple desde enero, cuando Jobs anunció que se tomaba una baja médica indefinida. También estuvo brevemente al frente en 2004 y 2009, pero la última palabra en las decisiones la seguía teniendo el ideólogo de la compañía de la manzana.
Desde ahora, Cook ya no está bajo el ala del mentor y tendrá que demostrar lo que ha aprendido a su lado. Y no lo va a tener fácil, no sólo porque la sombra del maestro es alargada, sino porque todos, tanto inversores como consumidores, van a estar vigilando de cerca sus movimientos.
A corto plazo tiene el éxito garantizado habida cuenta de que la estrategia de la compañía está trazada y sus nuevos productos (iPhone 5, nueva versión del sistema operativo iOS y iPad 3), encarrilados. Sin embargo, este gestor tendrá que mantener el listón con más innovación y diseño.
"Creo que los días más prometedores e innovadores de Apple están por llegar", animaba en su carta de despedida Steve Jobs.
Timothy D. Cook nació en 1960 en Alabama y es ingeniero industrial.
En Apple, donde llegó hace trece años, ha sido el responsable de operaciones y ventas globales y previamente dirigió la división de Macintosh y desempeñó un rol fundamental en las relaciones con los proveedores y distribuidores que comercializaban los productos de la compañía en el contexto de un mercado cada vez más grande.
Desde hace años compatibiliza su función en la compañía de Cupertino con su pertenencia al consejo de administración de Nike.
Antes de aterrizar en Apple, Cook fue vicepresidente de materiales corporativos de Compaq, jefe de operaciones de la división de distribución de Intelligent Electronics y pasó 12 años en IBM.
Su constancia y buen hacer le han llevado a estar al frente de la "niña bonita" de Silicon Valley, la empresa del perfeccionismo, la innovación y la exquisitez. Ahora tendrá que demostrar con algo más que sus conocidos buenos modales que está a la altura de este enorme barco.
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