En 1970, Schlitz era la segunda cerveza de EEUU. Había sido la primera hasta 1957, momento en que fue superada por Budweiser. A Robert Uihlein Jr., jefe de la empresa por entonces se le ocurrió una idea genial para recuperar el liderato: producir cerveza más barata en menos tiempo, recortando el coste de los ingredientes y acelerando el proceso de producción. Dicho y hecho, Uihlein cambió la malta de cebada por jarabe de maíz, que era más barato, y el tipo de estabilizador de espuma, para adaptarse a la nueva normativa que obligaba a reflejar el tipo de estabilizador en las etiquetas. Logró reducir el tiempo de producción de 40 a 15 días. Éxito inmediato… y efímero. La cerveza elaborada por Uihlein tenía la propiedad de irse deteriorando con el tiempo, creando una gelatina muy parecido al moco en el fondo. La ruina estaba al caer.
Via Mangas Verdes
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