La costumbre es la fuente comercial que muchas veces se sobrepone a la ley en términos, de que no es necesaria la existencia de una previsión legal para que exista la relación comercial. De ahí surgen muchos contratos y operaciones comerciales innominados en la legislación boliviana, los cuales son permitidos con el solo cumplimiento de los requisitos de formación y existencia de los comerciantes.
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